El Capitán Primero de Infantería, Arturo Amílcar Morales Cancino, es un veterano de los desfiles militares de 16 de septiembre y de batallas de las que no puede hablar, sino apenas sugerir que ocurrieron.
No solo ha participado en 12 desfiles en circunstancias distintas cada vez, sino que lo ha hecho en etapas de su carrera que lo han llevado a participar en competencias de comandos de fuerzas especiales en el Reino Unido, en donde, en 2017, fue parte del equipo de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) que se midió a tropas especiales de Croacia, Suiza, Albania, Dinamarca, Italia, Kazajstan, Holanda, Lituania, Chile, Brasil, Pakistán, Nepal, Nueva Zelanda, Irlanda, Serbia, República Checa, Australia, Bosnia Herzegovina, Canadá, Ucrania, España y Francia.
En aquella ocasión, los comandos del Ejército Mexicano lograron el segundo lugar, la medalla de plata en la competencia Cambrian Patrol 2017. Esto ocurrió a mediados de octubre y en esa competencia los militares mexicanos superaron numerosas pruebas de resistencia física, reacción y tiempo durante tres días, de los cuales dos fueron de trabajos continuos de resistencia al máximo nivel.
El equipo mexicano estuvo integrado por ocho elementos pertenecientes al grupo denominado extraoficialmente Fuerza Comando, creado en 2013 por el alto mando para reunir a los mejores integrantes de los batallones de Fuerzas Especiales y, eventualmente, enviarlos a competencias internacionales.
En 2016 los invitaron por primera vez a la Cambrian Patrol y les fue mal. No ganaron nada. Regresaron en 2017 y lograron la plata.
Cambrian Patrol es una competencia que se realiza desde 1959 en el Reino Unido para probar la capacidad de los equipos en resolver diversas pruebas de resistencia militar basadas en la fortaleza y resistencia física de sus integrantes.
El grupo de militares mexicanos de élite fue formado hace cuatro años, a partir de una primera convocatoria que reunió a 80 elementos de los distintos batallones de Fuerzas Especiales y del Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales (CAFE) del Ejército.
Tras una serie de pruebas fueron seleccionados al final 15 elementos para integrar al grupo diseñado originalmente para participar en la competencia internacional FUERZAS COMANDO, que se celebra desde 2004 en distintos países de Centro y Sudamérica.
El medio día sobre la explanada de la Plaza “Damián Carmona”, en el Campo Militar Número 1-A, es gris y con algo de viento. El lugar le queda grande al contingente de blindados ligeros, de motocicletas, transportes y tropa que conformarán el contingente del desfile, severamente recortado en efectivos, en duración y en invitados a causa del coronavirus.
Los reporteros tienen una hora más o menos para platicar con quien deseen, para tomar fotos y video y hacer preguntas sobre el breve desfile militar 2020 y sus escasos, pero interesantes integrantes. Uno de ellos, tal vez de 30 años de edad, corpulento, de palabra fácil y por demás expresivo con las manos, es el Capitán Primero Arturo Amílcar, de las míticas Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano.
Lleva prácticamente dos sexenios marchando, sumándose a contingentes militares desde que estaba en las aulas del Colegio Militar y hasta que pasó a formar parte del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano nueve años atrás.
En el Colegio Militar eligió el arma de Infantería y comenzó a aparecer en los contingentes de cadetes. Sin proponérselo fue adquiriendo experiencia y en un instante, ya graduado, ya antigüedad, se hizo veterano en los festejos del 15 y 16 de septiembre.
En 2011 pasó todas las pruebas y fue admitido en el Cuerpo de Fuerzas Especiales. Ha visto acción contra el crimen organizado de la que es mejor acordarse. Topones, emboscadas, inserciones verticales por soga rápida, persecuciones, trazadoras a media madrugada reventando con su clank metálico e iluminando uno o dos segundos la posición de ataque.
Ahora está en zona de calma. El 16 descenderá por soga rápida en el Zócalo. Tomará la plaza junto con sus comandos; la asegurará para que el presidente esté a salvo, para que no corra peligro. Usarán granadas de humo de colores verde, blanco y rojo para simbolizar la unión y los valores de la patria.
Es necesario, dice, hay que estar unidos y reconocer a quienes se la han jugado y siguen en la línea de batalla contra el COVID; a los médicos y enfermeras civiles y militares. Por eso el presidente López Obrador va a imponer la condecoración “Miguel Hidalgo y Costilla”, la más importante, por actos heroicos, explica el capitán Morales.
En los tres contingentes que vamos a desfilar demostraremos nuestras capacidades y compromiso y haremos un llamado a unirnos en este esfuerzo nacional en contra de la pandemia, explica el capitán mientras sus manos y brazos vuelan y se detienen y sujetan algo invisible en el aire y lo dejan ir y lo buscan de nuevo entre pausa y pausa para hablar.
El Capitán Morales ha sido parte de contingentes anfibios, de los contingentes de Adiestramiento Urbano, de Tácticas y Técnicas Urbanas y Operaciones Aeromóviles en los desfiles en los que ha participado.
Hoy, las circunstancias son inéditas, son nuevas e inimaginadas; desfilarán sin público, en un circuito estrecho cerrado a los curiosos, con un contingente sumamente reducido (de 12 mil 311 elementos militares hace un año a 671 en este aniversario de la guerra de Independencia).
La misión debe cumplirse y se cumplirá, dice el capitán animoso y convencido de que saldremos de esta guerra contra enemigos invisibles, pero muy poderosos, tanto que su fuerza ha causado ya más de 71 mil muertos, de los cuales cerca de 3 mil son militares en el activo y en retiro; tantos que ni el narco les ha causado semejantes bajas en estos primeros dos años de gobierno.
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