Saltar al contenido
Inicio » SEDENA » “¡Está vivo… mátalo!”

“¡Está vivo… mátalo!”

Imagen ilustrativa. SEDENA

El video publicado por  El Universal nos convence de la complejidad que han alcanzado las operaciones contra el narcotráfico que llevan a cabo las Fuerzas Armadas Mexicanas con mayor intensidad desde 2006 y al menos hasta 2024, no solamente porque presenciamos en carne propia las causas y efectos de la inseguridad y la violencia en México, sino también porque la espiral ascendente de violencia desde hace 14 años ya ha sido catalizada por la pandemia de COVID-19, y por lo tanto, requiere de mayores recursos y capacidades institucionales para una respuesta efectiva y contundente.

Si bien han existido antecedentes en videos de operaciones exitosas como la recaptura del Chapo Guzmán por elementos de la SEMAR, lo cierto es que el simple hecho de la portación de cámaras en los cascos de los militares que llevan a cabo operaciones quirúrgicas y operaciones urbanas, en este caso, está afectando no sólo el debido proceso ante la denuncia de los familiares de los jóvenes fallecidos la madrugada del 3 de julio en Nuevo Laredo, Tamaulipas; sino también, pone en evidencia un par de aspectos fundamentales que no han sido analizados a profundidad: En primer lugar, la filtración del video que es propiedad de SEDENA y en segundo lugar por el factor del estrés que afecta de forma importante y vital en el comportamiento de los militares que lo padecen.

En lo que concierne al primer punto, nos indica que puede tratarse de una especie de filtración selectiva de información, si bien una primera edición del video fue ampliamente difundida en julio, ahora sale a la luz una versión ampliada, la cual no podemos determinar si se trata de una segunda edición o el video íntegro del enfrentamiento. Recordemos aquí, el video de Palmarito, Puebla de mayo de 2017, el cual fue grabado y editado por el grupo del crimen organizado que utilizaba ese sistema de video vigilancia privada con un fin determinado.

Tuvieron que pasar once días después del enfrentamiento documentado en el video, para que trascendiera públicamente que entre los 12 muertos de esa madrugada, había 3 jóvenes civiles que al momento de la balacera se encontraban amarrados de pies y manos, y que de acuerdo a la versión de los familiares, habían sido secuestrados el crimen organizado, fenómeno que no es nuevo, ya que en los últimos meses los criminales llevan a cabo reclutamiento forzado de jóvenes a base de amenazas, a pesar de que esta versión contrasta con la opinión de una buena parte pobladores de Nuevo Laredo quienes afirman que el secuestro mutuo de miembros del crimen organizado es una constante en esa región y que por lo tanto, para ellos también se trataba de presuntos delincuentes.

Se rumora que el soldado que grabó el enfrentamiento y que probablemente al calor de la adrenalina generada por el enfrentamiento que grita “¡Está vivo…mátalo, a la verga!”, ha desertado a raíz de una investigación interna que inició SEDENA por violación a los protocolos preestablecidos en el Manual de Uso de la Fuerza de aplicación común a las tres Fuerzas Armadas y en los manuales del Ejército Mexicano.

Si bien el video de esta semana nos da un inesperado giro a la impresión que generó la versión publicada en julio, es muy preocupante que este tipo de material, que en principio debería ser clasificado, pueda ser objeto de filtraciones con la intención de dañar la imagen institucional del Ejército Mexicano, en este aspecto propongo tres probables hipótesis: 1) Se trata de una filtración por motivos de venganza o de intereses al interior de SEDENA, 2) Se trata de un fallo de contranteligencia y de los controles de acceso a la información, 3) Se trata de una filtración o es parte de extracción de información por obra de un ataque cibernético por motivos económicos, ya que material de este tipo es común de encontrar en la deep web y que estaría a disponible en el mercado para que las organizaciones del crimen organizado lo usen para sus intereses, lo cuales con facilidad pueden hacerlo llegar de forma anónima y gratuita a las redacciones de medios de comunicación de alcance nacional e internacional, en este aspecto vale la pena aplicar la frase “La verdad de un mensaje no cambia aunque se mate al mensajero”. En todos los casos, es un asunto en el cual Sección Segunda del Estado Mayor necesita tomar medidas extraordinarias y urgentes.

El segundo factor se refiere al hecho contundente, pero no de dominio público -y por alguna razón que no me corresponde especular aquí-, totalmente ignorado en los análisis académicos sobre seguridad, sobre el papel de los efectos del estrés laboral, ansiedad y Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y sus consecuencias para el personal militar, naval y policial. En el artículo “Trastorno por estrés postraumático en el Ejército y Fuerza Aérea mexicanos” publicado por el Médico Militar Cirujano Iván Noé Martínez Salazar entonces jefe de la Subsección de Psiquiatría del Hospital Central Militar de la Ciudad de México, el Dr. Martínez señala que los primeros registros de la prevalencia del trastorno en población militar mexicana por estrés postraumático datan de 1996, cuando entonces reportaba un 4.3%, seguida por los trastornos neuróticos, psicóticos, trastornos de la personalidad, etc. y se encontró una correlación entre la exposición a un estrés significativo y el trastorno por estrés postraumático.

En 2005 investigadores del Hospital Central Militar llevaron a cabo un estudio sobre trastornos de la personalidad por estrés postraumático titulado “Trastornos de personalidad y rasgos de temperamento y carácter en militares con y sin trastornos por estrés postraumático” (Medellín en ElUniversal, 17 de octubre de 2005), el cual fue aplicado a soldados sometidos a situaciones extremas durante sus misiones; los resultados evidenciaron hasta 54 trastornos de personalidad, entre los cuales se encontraron: trastorno por estrés postraumático (16.66%), trastorno narcisista (12.96%), esquizoide (12.96%), trastorno de conducta (11.11%), paranoide (9.25%) y evitante (9.25%).

En 2010 se realizó un nuevo estudio por Martínez-Salazar y Hernández-Dazza que fue  aplicado a 41 militares hospitalizados que fueron lesionados como consecuencia de las Operaciones de Alto Impacto en el Hospital Central Militar, los resultados demostraron que el 41.46% sí desarrolló un trastorno mental, destacando el trastorno por estrés postraumático con el 12.9% y el trastorno de adaptación con reacción depresiva prolongada. De igual forma, el estudio descubrió que las variables significativas para desarrollar una enfermedad mental son: el grado militar (a menor grado, mayor riesgo) y exposición previa a operaciones de alto impacto (a mayor exposición, mayor riesgo) y que de la misma manera, los militares que no se sienten bien mental o emocionalmente no lo manifiestan por temor a ser rechazados en sus unidades o por temor de perjudicar o ver terminada su carrera militar ya que de acuerdo a la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, el artículo 226, fracción 32 los trastornos neuróticos, trastornos secundarios a situaciones estresantes y trastornos somatomorfos y rebeldes al tratamiento pueden ser utilizados como justificación para el retiro por incapacidad.

En 2019 Nataly Gómez y Sandra Perdomo en la tesis de licenciatura en psicología de la Universidad Latina titulada: “Estrés postraumático en personal militar en combate contra la delincuencia organizada: un estudio descriptivo”, aplicaron un estudio de un diseño no experimental trasversal a 65 militares que realizan operaciones contra la delincuencia organizada, los resultados fueron de un 18% cumplen con criterios para el diagnóstico de estrés postraumático, el 49% mostraron un aumento de la activación y reactividad psicofisiológica y el 22% con síntomas disociativos y el 37% presentan disfuncionalidad en la vida cotidiana que incluye alteraciones cognitivas y estado de ánimo negativo.

Los estudios descritos en líneas precedentes nos demuestran que el estrés laboral y el estrés postraumático, constituyen variables que deben ser incorporadas a los análisis de seguridad y evaluación de las operaciones contra el crimen organizado, no sólo por tratarse de trastornos de personalidad, sino también por las consecuencias familiares, laborales y sociales. Es urgente desarrollar investigación científica civil sobre el tema así como el desarrollo de tratamientos bajo las condiciones operativas de las Fuerzas Armadas Mexicanas. Si bien no son los únicos factores a considerar, si pueden ser determinantes en la delgada línea entre la vida y la muerte y esto, de ninguna manera significa, que se está a favor o en contra de su participación en asuntos de seguridad interior, sino que es una de las consecuencias de la sobreexposición de los militares a las operaciones contra el crimen organizado.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:

ORDENA AMLO A SEDENA INVESTIGAR POSIBLE EJECUCIÓN DE MILITARES EN NUEVO LAREDO; INTERVENDRÁ TAMBIÉN LA ONU

<strong>Dra. Paloma Mendoza Cortés</strong>
Dra. Paloma Mendoza Cortés

Profesora, investigadora y consultora. Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública UNAM, Maestra en Gobierno y Asuntos Públicos UNAM, Doctora en Gobierno y Asuntos Públicos UAM. Es egresada del William J. Perry Center for Hemispheric Defense Studies, CHDS National Defense University, NDU; Washington, D.C así como del ITESM, CIDE y el INACIPE. Ha sido profesora en el Heroico Colegio Militar HCM, de la Escuela de Inteligencia del Centro de Estudios del Ejército y Fuerza Aérea, CEEFA, la Comisión Nacional de Seguridad CNS, entre otros. Paloma Mendoza ha sido conferencista invitada del Centro de Estudios Superiores Navales, CESNAV y la Asociación de Egresados del Colegio de Defensa Nacional. Ha publicado diversos artículos científicos en publicaciones indexadas internacionales y forma parte de una nueva generación de mujeres analistas de seguridad, se especializa en temas de seguridad nacional, Fuerzas Armadas Mexicanas, inteligencia, hibridación de los conflictos bélicos y empresas de militares privados.

Comparte

Shares
Etiquetas:

1 pensamiento sobre ““¡Está vivo… mátalo!””

  1. JULIO CESAR REYES VELASCO

    Soy civil, y como tal agradezco a las fuerzas armadas su labor, que arriesgan su integridad fisica y mental. Definitivamente sin ustedes el pais no seria el mismo. Gracias!

Los comentarios están cerrados.