El 29 de octubre, el gabinete de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador dio conferencia de prensa para explicar el fracaso de la operación contra Ovidio Guzmán, sustentando con datos duros, mapas, fotos y cifras los porqués de la decisión presidencial para liberar al detenido.
Argumentó y defendió en todos los foros en que pudo hacerlo, que la prioridad era evitar una masacre del CDS contra la población, evitar “un baño de sangre” y que por ello, por la seguridad de Culiacán, se decidió soltarlo.
Según la SEDENA, ese día hubo: Agresores: 40 hombres 8 Vehículos (2 blindados) Ametralladoras Armamento automático Fusil Barret.
El saldo fue de 1 de tropa fallecido, 1 Oficial y 8 de tropa heridos; Otros: 2 Camionetas Cheyenne, 1 Vehículo 6.5 1 Humvee (con 31 impactos de arma de fuego), según consta en el informe que leyeron y expusieron ante los medios de comunicación para tratar de justificar lo ocurrido.
La detención y liberación de Ovidio Guzmán constituyó el punto más álgido de la lucha del Estado Mexicano contra los cárteles de la droga. Antes de este enfrentamiento, el derribo de un helicóptero Cougar de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) por parte del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) el 1° de mayo de 2015 en Villa Purificación, Jalisco, con saldo de 10 muertos, era la afrenta más dura a cualquier gobierno por parte de la delincuencia organizada.
Los detalles de lo ocurrido hace un año en Culiacán constan en la versión ofrecida por el gabinete de seguridad de López Obrador en el informe que aquí presentamos.
