El Ejército Mexicano y su Comandante Supremo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, enfrentan una crisis de seguridad y respeto a los derechos humanos producto de las revelaciones del periódico El Universal –opositor a su gobierno– acerca de la probable ejecución por parte de militares de un civil herido en un enfrentamiento ocurrido la noche del 3 de julio pasado en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
El civil estaba vivo todavía cuando los militares se acercaron a la batea de una de las pick up. Uno de los soldados gritó que estaba vivo. Otro le contestó “¡mátalo, a la verga!” En los instantes previos a esto, un militar que llevaba una cámara de combate en su casco grabó también los gritos de un compañero pidiendo que dejaran de disparar y solicitando un médico.
Ninguna de las dos cosas ocurrió. Los disparos de los militares sobre la camioneta de los sicarios continuaron pese a los gritos de “ya no tiren”. No hubo personal de sanidad militar que revisara a los heridos.
Ese día murieron 12 civiles en los enfrentamientos, grabados en las cámaras de combate de la tropa del 16 Regimiento de Caballería Motorizada (16 RCM) de Nuevo Laredo. El video se hizo viral en minutos, porque mostraba el peligro y las situaciones a las que diariamente están sometidas las tropas que enfrentan a la delincuencia organizada en todo el país, especialmente en la frontera con los Estados Unidos.
Lo que no mostró el video de ese día es que en la batea de la camioneta de los atacantes había tres civiles maniatados, muertos por disparos a quemarropa. Los tres habían sido secuestrados por los sicarios.
Ese día un convoy militar que realizaba patrullaje cerca del aeropuerto de la ciudad fue atacado por sicarios del Cártel del Noreste (CDN), quienes huyeron en tres camionetas pick up. En su escape se encontraron con otras unidades militares. La persecución y enfrentamiento terminó con los sicarios rodeados por las unidades de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y bajo fuego nutrido desde varias direcciones.
Varios de los atacantes trataron de escapar corriendo, pero fueron alcanzados por los disparos de los militares y abatidos a un costado de los vehículos.
Al menos cinco militares grabaron lo sucedido con las cámaras de combate de sus cascos. Dos de esos videos se filtraron en redes sociales y se volvieron virales, con cuentos de miles de likes y vistas en cuestión de minutos. En esos dos videos se aprecia el enfrentamiento, pero solo hasta los instantes en los que los militares se van acercando a una de las camionetas de los atacantes. Allí se cortan las imágenes y el audio de aquella noche.
El material que siguió en redes fueron las fotos de los sicarios abatidos y algún aspecto de los caídos en la batea de la camioneta. Casi dos meses después, El Universal reveló otro video tomado por ese mismo grupo de militares, en el que se escuchan los gritos de uno de ellos pidiendo dejar de disparar, se ve la pick up de los atacantes detenida, se escuchan los disparos de los soldados peses a que alguno de ellos –no se sabe si alguno al mando o uno más de tropa– pide dejar de tirar; y se escucha a otro militar gritar desde lejos “está vivo”, y a otro más cercano contestarle, también a gritos, “mátalo, a la verga”.
En su conferencia de prensa mañanera, López Obrador abordó el tema ante la contundencia de lo presentado por el diario y dijo que le había ordenado al secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), el general Luis Cresencio Sandoval, investigar lo ocurrido.
“No vamos a permitir estas prácticas, eso se hacía antes (cuando) había la consigna de matar a los heridos en enfrentamientos”, señaló Obrador.
Mencionó al ex presidente Felipe Calderón, de quien dijo que en dos años de su sexenio estas cosas ocurrían en “tasas elevadísimas; prácticamente no había heridos, solo muertos”.
Ante esto, el mandatario y Comandante Supremo de las fuerzas armadas mexicanas anunció que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) investigará lo ocurrido sin limitación alguna, de acuerdo con sus atribuciones, para determinar exactamente qué sucedió ese día a partir de hechos y datos comprobables.
La oficina de Derechos Humanos de la ONU en México ya alista a un equipo de especialistas para iniciar la investigación no para buscar culpables, sino para determinar que sucedió se día, señalaron fuentes oficiales.
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