Con más pena que gloria celebró –o recordó o más bien ninguna de las dos– la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) el 83 aniversario de su creación, sacudida como está por el escándalo de la detención del general Salvador Cienfuegos Zepeda y sometida a todos los fuegos amigos y enemigos posibles desde todos los frentes imaginables y no tanto.
Ahora la prensa española retoma uno de los temas más delicados y nebulosos en la historia de la SEDENA: los exámenes de control de confianza de sus mandos y planas mayores y personajes relevantes en la historia reciente de la secretaría.
Por supuesto que el tema central fue conocer si los DN-1 habían aprobado o no los exámenes de confianza, esto en referencia al general Cienfuegos para saber si el general tenía alguna mancha en su expediente interno, el que abren, hacen, siguen, califican y/o descalifican a placer los propios militares revisándose, juzgándose y palomeándose entre ellos.
La otra parte de la historia se cuenta precisamente desde ese ángulo, desde la perspectiva de la DEA ante la que nunca ningún general secretario o mando operativo de muy alto nivel rindió o ha rendido exámenes de control para conocer su grado de confiabilidad, honradez e incorruptibilidad.
Esa es una de las muchas gotas que derramaron el vaso una y otra vez, aquí y allá.